El Instituto de Alhendín lleva tres años organizando un intercambio con la ciudad alemana de Donaueschingen, en la que han participado alumnos de 3º de ESO y 1º de Bachillerato, según el profesor Germán Soriano, con un objetivo “humano, de enriquecimiento personal, de convivencia en una cultura distinta, con un lenguaje y costumbres diferentes, de abrir la mente, conocer un mundo nuevo que a muchos les cambiará la vida, y, por supuesto, con una finalidad lingüística, de practicar el idioma en el seno de una familia”.
En este sentido, Soriano subraya que “algunos alumnos dicen que han hablado y aprendido más inglés en una semana que durante todos sus años en el instituto. Ahora, lo ven como una herramienta muy necesaria para su futuro”.
El sentir de los estudiantes, que recibirán en Alhendín a un grupo de alumnos alemanes en el mes de junio, es muy positivo. “Ha sido una gran experiencia, que califico con un diez. Conocer otro país, la amabilidad de su gente, sus paisajes, practicar el idioma y disfrutar del cariño de una familia ha sido maravilloso”, cuenta Esteban Díaz.
Por su parte, Iván Martínez destaca que se quedó “con ganas de más porque todo ha merecido la pena”, si bien Natalí Muñoz resalta que, “a diferencia de otros intercambios, en este hemos estado cada uno solo con la familia, no hemos compartido casa, y eso creo que nos ha favorecido bastante”.
Entre el viaje de ida y el de vuelta ha cambiado la relación entre los chavales. “Muchos de ellos ni siquiera tenían contacto, mientras que en el regreso comentaron que se habían estrechado lazos de amistad entre el grupo”, remarca el profesor Soriano.
Según el docente, “este proyecto surgió sin proponerlo, pues los recortes en educación han afectado a todo este tipo de programas europeos. Así que gracias al contacto bilateral que buscamos con un instituto de Donaueschinger y al apoyo del Ayuntamiento, podemos llevarlo adelante orgullosos y seguros de que mantenerlo merece la pena”.
Durante su estancia allí, este grupo de alhendinenses ha disfrutado de postales como el nacimiento del Danubio, la Selva Negra, el Carnaval, principal fiesta de la región, ciudades como Costanza o Friburgo y, sobre todo, de una experiencia vital que no olvidarán nunca.