Antigua Plaza de Armas

El levantamiento de los moriscos en el reino de Granada (1499-1501)
El ejército cristiano en el real de la Villa de Alhendín
(Textos, bibliografía, documentación y selección de ilustraciones J. A. ABRAS SANTIAGO)
El levantamiento, el primer levantamiento de los moriscos en el reino de Granada, casi a término del siglo XV, no fue, ni mucho menos, una circunstancia anecdótica o intrascendente, sino, muy al contrario, hubo de ser el movimiento social y militar que asentó las bases jurídicas efectivas y reales del nuevo reino granadino, en su definitiva relación e incorporación a la corona de Castilla.
Después de la conquista de Granada, en los primeros días de 1492, las autoridades castellanas, de una u otra forma, respetaron los acuerdos adoptados entre vencidos y vencedores en las Capitulaciones, que establecían los derechos y las obligaciones de unos y otros. Los musulmanes granadinos, que hubieron de aceptar resignadamente las nuevas circunstancias y a las nuevas autoridades, tenían el derecho a mantener sus costumbres y hasta su religión. Esto fue así, sin que se generase mayor problema, mientras los Reyes Católicos, Fernando e Isabel, permanecieron en la ciudad, en cuyos palacios de la Alhambra habían organizado e instalado su corte, lo que significaba todo el aparato administrativo y los máximos mandos políticos, militares y religiosos.
Sin embargo, por razones que, al parecer, exigía el gobierno del reino, cada vez más complejo al acrecentarse no sólo en la península ibérica, sino en distintas geografías de Europa y norte de África, además de los novísimos territorios de allende la mar océana, decidieron los monarcas trasladarse a la ciudad de Sevilla, primer gran puerto de Indias y que parecía de mayor acomodo para ejercer el gobierno de los reinos hispánicos. Y con ellos se trasladó, asimismo, todo el aparato cortesano, que es cono decir las principales estructuras administrativas y funcionariales del estado de comenzaba a conformarse.
Este traslado sucedió a partir del 20 de noviembre de 1499. Y en Granada quedaban, con las respectivas encomiendas de gobierno civil, militar y religioso, el conde de Tendilla, Iñigo López de Mendoza y el fraile jerónimo y primer arzobispo de Granada, Fray Hernando de Talavera, este último con un bien ganado prestigio, entre la población musulmana, por su carácter bondadoso y su permanente actitud de tolerancia y respeto, al tiempo de ejercer su ministerio y política de fomento -muy lento aún- de las conversiones al cristianismo.

Poco antes de la marcha de los Católicos Monarcas a Sevilla, esto es por los últimos días de octubre de 1499, llegaba a Granada el arzobispo de Toledo e Inquisidor General, el franciscano Fray Francisco Jiménez de Cisneros, hombre de carácter duro y muy disciplinado y exigente en el servicio al Estado y a la Iglesia, según su peculiar modo de ser.
El que luego fuera cardenal presbítero de la Iglesia Romana vino a instalarse en Granada teniendo, como inicial objetivo, la conversión de los llamados helches, antiguos cristianos que en Granada se habían convertido al Islam, para que de nuevo pasasen a convertirse al Cristianismo. Del mismo modo y empujado, seguramente, por una radicalidad contraproducente, como luego se pudo comprobar, se impuso lograr la conversión general de la población musulmana, contraviniendo de plano los acuerdos adoptados en las capitulaciones de 1491, por las que se logró la definitiva redición y entrega del Reino de Granada a los Reyes Católicos y el tiempo de apaciguamiento vivido en Granada, desde su conquista.
Desde pocos días después de la marcha de Fernando e Isabel a Sevilla, comenzó Cisneros su labor como inquisidor del reino, lo que produjo enorme recelo entre los musulmanes que, al ver sólo se dejaba de respetar los términos de las capitulaciones y tras celebrar diversas reuniones secretas, decidieron el levantamiento y sublevación, en el barrio del Albaicín, que se intentó sofocar o al menos apaciguar por parte del gobernador militar, López de Mendoza, conde de Tendilla y por el propio arzobispo Fray Hernando de Talavera, todo ello de manera pacífica y por medio del diálogo propiciado por el prestigio de Fray Hernando, al tiempo en que enviaban correos a Sevilla, para informar de los sucesos a los Reyes, a los que llegaban las noticias en el mismo mes de diciembre de 1499 y los gobernantes cristianos en Granada ordenaron pregonar por toda la ciudad la concesión de la amnistía para aquellos que se convirtiesen al cristianismo, exceptuados los cabecillas del levantamiento, que huyeron a la Alpujarra, donde regían las mismas normas de las capitulaciones, que en Granada. Los Reyes Católicos nombraron para su representación y autoridad en Granada a su mayordomo mayor, Enrique Enríquez, quien se hizo cargo de la situación desde los primeros días de enero de 1500. En la Alpujarra, como se vio seguidamente, los moriscos organizaron un levantamiento mucho más virulento que el del Albaicín, encontrando muchos adeptos, muy contrariados por la masiva conversión que se había producido en Granada, de manera que armaron y organizaron un ejército con el que se fueron apoderando de las fortalezas de Albuñol, Castel de Ferro y Adra, llegando a sitiar la torre de Márjena, en el Valle de Lecrín, en dirección a Granada y por el este hasta Alhama de Almería, donde fueron derrotados los alpujarreños por Pedro Fajardo, hijo del adelantado de Murcia, circunstancias todas que precipitaron a los monarcas católicos a la adopción de medidas mucho más drásticas y cercanas a la guerra abierta, con el fin de sofocar definitivamente el levantamiento y sublevación.
Concentración del ejército cristiano en el real de Alhendín
Producidos estos gravísimos sucesos que mostraban la expansión del levantamiento y rebelión morisca, iniciada en el Albaicín granadino, los Reyes Católicos determinaron la intervención radical, reclutrando para ello un gran ejército en los pueblos y ciudades de Andalucía, para ello dirigieron cartas con órdenes expresas, tanto de la reina Isabel, desde Sevilla, como del rey Fernando, desde Córdoba, dirigidas a un gran número de consejos municipales y nobles señores que venían disfrutando de diversos señoríos, tales fueron la ciudad de Carmona, cuyo escrito original, que se conserva en aquel archivo municipal, con la firma de la soberana, reproducimos en este mismo artículo, junto a su transcripción, asimismo se conservan otros documentos muy similares, como es el caso del dirigido por el rey Fernando al señor de Luque, Egas Venegas; entre otros nobles convocados a esta misión; en ambos, fechados en enero de 1500 y conservado el segundo en el Archivo Histórico Nacional, se ordena que acudan a la Villa de Alhendín, cerca de Granada, cada uno con un contingente militar formado por soldados de entre diez y siete y sesenta años (gente de caballo e de pie… muy bien armada e adereçada a punto de guerra) y con cierta cantidad de provisiones (talegas de veynte dias) y una vez en la citada villa de Alhendín, se incorporasen al ejército que se estaba formando allí a las órdenes del mismo rey Fernando el Católico, para intervenir militarmente en la Alpujarra y que los moriscos que se han levantado contra la autoridad real sean “punidos e castigados como cumple a servicio de Dios e nuestro”.

Alhendín, en cuyos documentos con firma ológrafa reconocen y nombran ambos católicos soberanos no como lugar, sitio o pueblo, sino con el título de Villa, tratamiento que desde entonces -y hace ya más de quinientos años- viene disfrutando, era una población principalmente agraria, situada en la fértil vega sur de Granada; de campos dotados de caudalosas acequias para el regadío; de cuya capital dista siete kilómetros y que era puerta para el tránsito desde Granada en dirección al valle de Lecrín, la Alpujarra y las poblaciones de la costa granadina, por donde habían de pasar forzosamente los productos de la pesca y las frutas y hortalizas de la Alpujarra y del valle de Lecrín a los mercados de Granada y poblaciones del norte.
Si bien, por ser Alhendín lugar estratégico para los suministros y accesos de bienes y personas desde todo el sur de la provincia, al estar la villa atravesada por el camino real, disponía; desde el tiempo de la dominación musulmana y luego, durante la conquista cristiana tabién; de un pequeño contingente militar y tenía una dotación constructiva con una infraestructura consistente en una amplia torre fuerte, de importante altura; desde la que se divisa toda la ciudad de Granada y su fortaleza de la Alhambra, además de lejanos horizontes hacia los cuatro puntos cardinales; que formaba parte del sistema defensivo de la vega granadina -que se conserva en nuestros días- además de varios cinturones de murallas, al menos tres, de las que sólo se conservan hoy vestigios, además de una mina o galería subterránea de escape, con amplitud para un tiro doble de caballos, para caso de producirse sitio y asedio, como efectivamente sucedió en 1483 por las tropas comandadas por el rey Boabdil.

El real del ejército reunido en Alhendín y mandado por el propio monarca castellano aragonés, se fue disponiendo, muy seguramente, en torno a la torre fuerte y desde allí hacia el sur, saliendo el día 25 de febrero de 1500 en dirección al Valle de Lecrín, desde donde se dispusieron para entrar en la Alpujarra. Este ejército contó, según los distintos autores, entre cincuenta y ochenta mil efectivos, muy bien armado de potente artillería, con un muy numeroso cuerpo de caballería. En el mes de marzo llegaron a ocupar Lanjarón, presionando al mismo tiempo las huestes del conde de Lerín y condestabe de Navarra, Luis de Neaumont, desde la Alpujarra este, tomando el pueblo de Andarax y aunque a comienzo de otoño hubieron nuevos levantamientos de poblaciones al noreste de Almería -entre Níjar, Huebro e Inox- el Alcaide de los Donceles y señor de Lucena, Diego Fernández de Córdoba, asedió y tomó Velefique, quedando en 1501 sometidas las serranías de Ronda y Villaluenga, con lo que, derrotados los moriscos sublevados, capitularon estos, después de la primera capitulación de Órgiva, considerándose sofocado definitivamente este primer levantamiento de los moriscos del reino de Granada.
——————————————————————————————————–
Bibliografía básica:
CARO BAROJA, Julio. “Los moriscos del Reino de Granada. Ensayo de historia social”. Madrid: Itsmo. 2000 (5ª edición). ISBN 84-7090-076-5.
CODINA SALINAS, José. “Notas históricas y elenco heráldico de Alhendín”. Imprenta del Ave María. Granada, 1.992.
EGUILAZ Y YANGUAS, Leopoldo de. “Reseña histórica de la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, según los cronistas árabes. (Seguida de un apéndice que contiene el fotograbado de una carta autógrafa de Boabdil) por…” Segunda edición. Tipografía del Hospital de Santa Ana, 12. Granada, 1894. Varias referencias a Alhendín. Se basa en el libro árabe titulado “Narraciones de la época sobre la extinción de la dinastía Nazarita”, manuscrito anónimo de la biblioteca del Escorial. Y el texto árabe de Ahmed ben Mohammed Almaccari, sobre historia y literatura de los árabes en España.
ENRÍQUEZ DE JORQUERA, Francisco. “Anales de Granada. descripcion del reino y ciudad de Granada” Dos volúmenes. (Colección Archivum). Universidad de Granada, 1987. ISBN-10: 8433805509. ISBN-13: 978-8433805508
KAMEN, Henry. La Inquisición Española. Madrid, Alianza, 1973. Traducc. E. de Obregón.
LADERO QUESADA, M.A. “Granada después de la conquista. Repobladores y Mudéjares” (Diputación Provincial. Biblioteca de Bolsillo). Granada, primera edición, 1988. Segunda edición, 1993.
LADERO QUESADA, M.A. “Las Guerras de Granada en el siglo XV”. (Ariel – Grandes Batallas). Barcelona, septiembre 2002, primera edición.
PONCE DE LEÓN, Fr. Brígido: “Historia de Alhendin de la Vega de Granada”, prólogo de D. Manuel Gómez Moreno. Madrid, 1960. Primera edición.
TRILLO SAN JOSÉ, C. “La Alpujarra. Historia, Arqueología y Paisaje. Análisis de un territorio en época medieval”. Diputación Provincial. Granada. 1992.
Documentación específica:
1500. Febrero, 10. Sevilla. AMC (Archivo Municipal de Carmona). Disposiciones varias. Leg. 134
(Manuscrito con firma ológrafa de la Reina Isabel La Católica Iª de España, en letra cursiva redonda o cortesana, en tinta sepia, sobre papel de celulosa infolio, suelto, deteriorado en los bordes sin afectar al texto, sólo al segundo apellido del amanuense, donde está rasgado y cortado, tres pequeñas perforaciones de larva de polilla y un rasgado sin continuidad de unos 3,5 cm. en espacio blanco entre las dos firmas. (Quede patente nuestro agradecimiento a los archiveros municipales de Carmona).
Es ésta una carta-orden de la Reina Isabel la Católica, dirigida a todas las autoridades y habitantes de la Villa sevillana de Carmona, se nombra por dos veces a la Villa de Alhendín no como aldea o lugar, sino como tal Villa, debiéndosele reconocer, por tanto, las preeminencias y prerrogativas que tal concesión y reconocimiento suponían para el propio Concejo o Ayuntamiento y para los mismos ciudadanos que de ella fuesen naturales o en ella viviesen. Asimismo y en la propia carta-orden, se reconoce situar en la Villa de Alhendín el real o campamento de concentración del ejército que el Rey don Fernando V formó para sofocar el primer levantamiento de los moriscos en el Reino de Granada, entre 1499 y 1501.
Transcripción del documento:
“La Reyna. Conçejo, corregidor, alcaldes, alguacyles, regidores, cuavlleros, escuderos, jurados, ofiçiales e onmes buenos de la Villa de Carmona: Ya sabeys cómo el Rey, mi sennor e yo, enviamos mandar que porque los moros de las Alpuxarras avyan fecho çierto leuantamiento contra nuestro seruicio, touiesedes presta e aperçebida toda la gente de cauallo e de pie desa Villa, de sesenta annos abaxo e de diez e siete annos arriba, con talegas de veynte dias para que, dentro de tres dias que viesen nuestro mandamiento, partiesen syn falta alguna a la parte que les enviasemos mandar. E agora, porque los dichos moros del Alpuxarra han perseuerado y perseueran en su rebelion e desobediençia y para que sean punidos e castigados como cumple a seruiçio de Dios e nuestro, el Rey mi sennor os envia mandar por una su çedula que para veynte e cinco dias deste presente mes de febrero, enbieys toda la dicha gente de cauallo e de pie desa dicha Villa de los dichos sesenta annos abaxo e diez e syete arriba, muy bien armada e adereçada a punto de guerra, con el pendon de dicha Villa a la Villa de Alhendin, cerca de la çibdad de Granada, con talegas de veynte dias, para con el ayuda de nuestro Sennor, entrar (?) poderosamente en las dichas Alpuxarras e que asy mismo de mas de las dichas talegas fagays lleuar quinientas fanegas de farina e seysçientas de çeuada para el proueymiento del Real segund que esas e otras cosas más largamente por la dicha çedula vereys y proueys qanto esto cumple a seruiçio de nuestro Sennor e nuestro yo vos mando que con toda la diligençia que pudierades trabajeys que todas las dichas gentes e prouisyones sean para el dicho seruiçio en la dicha Villa de Alhendín e fagays e complays e pongays en obra todo lo otro que su sennoria por la dicha su çedula vos envia mandar sin falta dello cosa alguna. De Seuilla a diez dias de febrero de quinientos annos.
Yo la Reyna
Por mandado dela Reyna
Miguel Peres Dalm(…)
