El apeadero de los recuerdos

El apeadero de los recuerdos

El 4 de febrero de 1921, el tranvía de Alhendín se sometió a unas primeras pruebas. Diez días más tarde, se puso en funcionamiento y en el mes de abril, la línea se extendió hasta la vecina localidad de Dúrcal. La estación que se edificó en el municipio ocupó un pedazo de tierra con 25 marjales de extensión, propiedad del Sr. Marqués de Montefuerte, que contenía millares de toneladas de remolacha, varias básculas destinadas a pesar los carros que cargaban género y un gran almacén para abonos y otras mercancías. La vía eléctrica prestó un gran servicio a los viajeros y fue de enorme utilidad para la agricultura. Se transportaban millones de kilos a fábricas granadinas. Con el tiempo, este medio de transporte significó para muchos alhendinenses el origen de vivencias inolvidables como ir a Otura a ver a la novia o a compartir “unos vasos” con los amigos, pasear por la capital disfrutando de “otro mundo”… simplemente, salir del pueblo. … Y así, el último tranvía pasó por Alhendín en 1974… Después de años cerrado o sirviendo de local de reunión a algunos colectivos, este apeadero de los recuerdos ha reabierto sus puertas manteniendo el sabor de sus orígenes. Leo Moya, con una dilatada experiencia en el mundo de la hostelería, descubrió a través de la web del Ayuntamiento la licitación del local para convertirlo en cafetería y no lo dudó. “Es mi sueño hecho realidad porque este es el lugar en el que pasé mi niñez corriendo y jugando con amigos”, asegura con fulgurante sonrisa. En colaboración con la Asociación granadina de Amigos del Ferrocarril y del Tranvía (AGRAFT), ha decorado las instalaciones con objetos y fotografías que transporta la mente de muchos clientes más de media vida atrás, y además, “con un servicio de calidad y precios económicos”. Porque el pliego de condiciones que el Ayuntamiento redactó para licitar la adjudicación de este local de manera totalmente pública y por un periodo de 4 años, requería efectuar una reforma respetuosa con el uso originario del inmueble. Esta iniciativa, según palabras del alcalde, “va a permitir darle proyección a este edificio en desuso, llenar de vida el parque de la estación y, además, poner a disposición de los usuarios del parque, sobre todo niños y mayores, los baños, ubicados en un espacio independiente de la cafetería. Leo, con ilusión, ganas e inquietudes a pesar de que los tiempos no soplan a favor, tiene proyectos en la cabeza que se irán materializando “conforme se acerque el buen tiempo”, pues su reto es “no defraudar ni al pueblo ni al Ayuntamiento”. Entre sus ideas más inminentes, fruto de las colaboraciones establecidas con asociaciones y entidades de muy diversa naturaleza, destacan actividades relacionadas con la educación en valores, el fomento de la lectura y la alimentación saludable, la paz e igualdad en el deporte o el medio ambiente. Las charlas a cargo de jugadores y directivos de equipos en secciones inferiores del Alhendín y El Granada CF son solo otros de los planes “que pueden causar más sensación entre los vecinos”, señala Leo. Además, cada 16 de febrero se conmemorará el día del tranvía, pues en esa misma fecha del año 1921 se inauguró la línea de tranvías en el municipio. Un hecho que, sin duda, marcó la historia de Alhendín, la de Granada y la de esos viajeros que congelaron en su retina vivencias a bordo de aquellos vagones de los sueños.

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